Durante la última Edad de Hielo, Europa fue hogar de una de las criaturas más imponentes del Pleistoceno: el oso de las cavernas (Ursus spelaeus). Con machos que podían superar los tres metros de altura al erguirse, este gigante de los bosques europeos convivió con los primeros Homo sapiens llegados a la península ibérica. Sin embargo, su temible dentadura escondía una dieta sorprendente: aunque ocasionalmente pudiera alimentarse de carroña o practicar el canibalismo —como sugieren marcas de mordedura en algunos fósiles—, su alimentación era mayoritariamente vegetariana. Bayas, frutos silvestres, raíces, tubérculos y setas formaban parte habitual de su menú.
En el MCNUZ conservamos y estudiamos numerosos restos fósiles de esta especie, procedentes del yacimiento de la Cueva del Oso de Tella (Huesca), un enclave descubierto en los años 80 por el Grupo Espeleológico de Badalona y excavado en sucesivas campañas por el equipo de investigación Aragosaurus-IUCA. Gracias a esos trabajos se recuperaron centenares de huesos —de adultos y crías—, muchos en excelente estado de conservación, incluyendo ejemplares que hoy forman parte de la exposición permanente del museo y otros que continúan siendo objeto de investigación científica. El yacimiento también puede visitarse a través del pequeño museo instalado en Tella, lo que permite acercar al público la fascinante historia de este “vegetariano con dentadura de carnívoro”.

Mandíbulas de los osos juveniles encontrados en Chorro de Fornos.

Fotografía de la cueva de Tella durante la visita guiada del Museo del Oso de las Cavernas de Tella.
Ahora, una nueva línea de investigación se abre en el macizo de Cotiella, también en el Pirineo oscense. Recientemente, un grupo de espeleólogos franceses localizó restos óseos en una cavidad del sistema Fornos, cerca del conocido Chorro de Fornos. Tras conocerse el hallazgo, Anchel Belmonte, coordinador científico del Geoparque Mundial UNESCO Sobrarbe-Pirineos, alertó al equipo de Aragosaurus-IUCA. La exploración posterior, en la que participaron los paleontólogos José Ignacio Canudo y Gloria Cuenca junto a los espeleólogos Anchel, Ramón, Joan y Rafael, permitió constatar la presencia de nuevos fósiles en la cavidad identificada como F009 Chorro Alto.
El acceso a la cueva no fue sencillo, pero el esfuerzo se vio recompensado con el hallazgo de mandíbulas desarticuladas de al menos dos ejemplares jóvenes de oso de las cavernas. A pesar de su fragilidad, los restos se encuentran bien conservados y ya han sido recuperados y depositados con sumo cuidado para su estudio.
Si se confirma que estos fósiles pertenecen a Ursus spelaeus, estaríamos ante el segundo yacimiento conocido de esta especie en la provincia de Huesca, lo que ampliaría nuestro conocimiento sobre su distribución en los Pirineos y reforzaría la importancia paleontológica de la zona.
Si te has quedado con ganas de saber más sobre estos llamativos animales del pasado, te invitamos a visitar el MCNUZ, donde podrás contemplar restos originales del oso de las cavernas recuperados en Tella y descubrir más detalles sobre su biología, comportamiento y entorno. Y si viajas al Pirineo, no dejes pasar la oportunidad de conocer el Museo de la Cueva del Oso en Tella, donde se exponen piezas excepcionales y se narra la historia del hallazgo en el propio lugar donde estos animales hibernaban hace miles de años.