¿Sabías que en el MCNUZ tenemos expuesto a uno de los primos del famoso Triceratops? Se trata de Psittacosaurus sp., un pequeño dinosaurio que vivió en el Cretácico inferior, hace entre 100 y 124 millones de años, en lo que hoy conocemos como China, Mongolia y Rusia. Aunque no lucía todavía los imponentes cuernos y la gola que hicieron célebre a su pariente, en su cráneo ya se intuían algunos de los rasgos que más tarde caracterizarían a los ceratopsios: un pico poderoso, ideal para triturar semillas y raíces, y pequeñas prominencias orbitales junto a los ojos.

Su vida no fue menos fascinante. Nacía como un diminuto polluelo cuadrúpedo y, al crecer, adquiría la postura bípeda de los adultos, algo inusual entre los dinosaurios herbívoros. Se alimentaba de raíces y vegetación dura que trituraba gracias a un ingenioso movimiento de cizalla en la mandíbula. Además, presentaba en la cola una franja de filamentos parecidos a plumas, cuya función sigue siendo un enigma: ¿camuflaje, atracción de pareja, o quizá un rasgo distintivo que aparecía en la edad adulta?

Detalle del cráneo del ejemplar SAMPUZ-011 expuesto en la Colección Paleontológica. En la fotografía se observa la protuberancia ósea frente a la cuenca ocular, así como el hocico en forma de pico y un yugal hiperdesarrollado en la terminación del maxilar.

El Psittacosaurus es también uno de los dinosaurios mejor conocidos por la ciencia: se han hallado más de 400 especímenes, lo que ha permitido descubrir detalles extraordinarios. Gracias a ejemplares excepcionalmente conservados, sabemos que tenía una coloración dorsal oscura y ventral más clara, un patrón perfecto para protegerse de depredadores y que elaboran muchos animales en la actualidad. También conocemos aspectos de su vida social, como los nidos con más de veinte huevos y el cuidado colectivo de las crías, atendidas por hermanos mayores y adultos. E incluso se han conservado restos únicos de la biología de los dinosaurios, como impresiones de su cavidad estomacal con gastrolitos, la marca de un “ombligo” de reptil y, de forma insólita, la cloaca, que nos da pistas sobre cómo funcionaba su aparato reproductor y excretor.

Ven a descubrirlo en la Colección Paleontológica del MCNUZ y observa de cerca cómo la evolución fue moldeando a estos dinosaurios, distintos en tamaño y aspecto, pero unidos por sorprendentes reminiscencias con sus parientes posteriores. Este #FossilFriday, el Psittacosaurus te espera para contarte su historia.